jueves, 30 de mayo de 2013

Un desamor sin amor; carta cuatro

Querido idiota:
 Tú has de estar muy bien, pero a mí me invade la tristeza. Y es que amanecí extrañándote. Me ha invadido la nostalgia y tu recuerdo se ha hecho presente a cada hora. Te he dedicado infinidad de canciones. Tantas que perdí la cuenta. Te he imaginado entre las sabanas y he recordado tus abrazos.
 Me da tristeza y a la vez me hace enojar saber que tú no me extrañas. Y eso me hace odiarte por mentirme, y odiarme a mí por todavía quererte.
Querido imbécil, ojalá algún día alguien te haga llorar…
 Atentamente:
Alguien que te extraña

Un desamor sin amor; carta dos.

Querido idiota:

Ya estoy mejor, aunque no te lo preguntes.

Me he dado el tiempo de pensar las cosas, y he caído en cuenta de que en realidad no me querías. Por eso te callabas las cosas y me tenías de tu tonta. Eres bueno en el juego del engaño, eso lo admito. Pero esto es sólo un “Jaque mate” momentáneo. Yo volveré a ser feliz con alguien más, pero a ti, el karma te hará pagar.

A veces me gusta imaginar que sufres, aunque sé que no es así, pero querido idiota, algún día alguien te hará sufrir. Ojalá no te duela tanto como a mí, porque en el fondo eres débil. Lo sé. Navegas por el mundo con una falsa apariencia.  Te conozco. Y a pesar de todo, aún te quiero, casi tanto como te odio. Reza para que te olvide, porque lo último no te conviene.

Atentamente:
Alguien que te quiso.

Un desamor sin amor; carta uno.

Para ti que nunca me leerás:

Te quise como hasta ahorita no he querido a nadie, y me atrevo a decir que aún te quiero.
Me duele mucho que termináramos así, tan llenos de reclamos, de mentiras y resentimientos. Me duele más sentir que fui algo pasajero, alguien a quien usaste mientras recuperabas el amor de “aquella” con quien estás ahora.
Tú me culpas a mí, yo te culpo a ti, pero lo cierto es que ambos tenemos la culpa. Los dos fuimos y aún somos, estúpidos y cobardes.
Yo además soy egoísta, porque no quiero que seas feliz con ella. Quiero que sufras lo que yo estoy sufriendo, que llores la mitad de lo que yo he llorado y te arrepientas como yo me he arrepentido. Pero es todavía más complicado que eso, porque también quiero que rías, que sonrías, como tanto me gusta y me enamora. Que alguien cumpla tus caprichos y te den las buenas noches, vaya, que seas feliz. Ni yo misma lo entiendo, soy contradictoria.
Supongo que por un lado te odio, yo, la mujer herida, quiero verte sufrir, pero aún cuando me convierto en un mounstro resentido, contigo me sigue ganando el cariño.
Dices que yo nunca te quise como tú a mí, y es verdad. Amamos de maneras distintas, pero eso no significa que te amará en menor medida. A veces creo que fui yo quien más quiso al otro. Yo no te cambié por nadie, yo te respete y te fui fiel sin que tú me lo pidieras, pero tú me fallaste, me cambiaste , seguiste con tus juegos y guardaste silencio, como si no importara.
Me he despedido tantas veces de ti, pero siempre encuentro algo más que decirte. Nunca aprendí a decir adiós, y eso duele. Casi tanto como quererte así como aún te quiero. Como imaginarte con alguien más, alguien que no soy yo, y que no sabe lo que yo sé de ti.
Tú fuiste de ella, yo fui tuya, y tú volviste con ella y me dejaste a mí con un amor sin dueño. Pero no te preocupes, te superaré con el tiempo. Algún día tú recuerdo dejará de doler y seré feliz de nuevo. Feliz como alguna vez lo fui sin ti. Antes de que llegarás a mi vida y creyera en tus “te quiero”.  Antes de extrañar tu sonrisa y extraviar la mía. Antes de saber cuánto te quería.

Te digo “adiós” de nuevo, aunque mañana tal vez te escriba y tu nunca llegues a leerme.

Pd: Te quiero.